- Entrevista con Flavia Anau, coordinadora general de Piña Palmera, A.C.
- Hay incertidumbre en las familias ante falta de información y coordinación entre autoridades.
- Con los centros de salud y escuelas cerradas por la pandemia habrá más rezago
- Dengue de a montón; se confunden síntomas con Covid
- Las becas Bienestar no llegan a indígenas con discapacidad en zona rural
- Piña Palmera, aliada imprescindible de las comunidades.
- “Que se abran las escuelas en el medio rural”
“Hay ventajas y desventajas de estar en el medio rural” en este tiempo de pandemia, nos dice en entrevista Flavia Anau, quien es coordinadora general de Piña Palmera, A.C, organización civil con sede en Zipolite, en la costa y sierra sur del estado de Oaxaca, que en los últimos 30 años ha acompañado a las personas con discapacidad en comunidades rurales, mayoritariamente indígenas, en sus procesos de rehabilitación, vida independiente e inclusión en la comunidad.
“La ventaja es que hay espacio y somos pocos, no hay amontonamiento de gente para la vida cotidiana, tenemos exuberancia en medio ambiente, lo que nos permite vivir esta cuarentena de manera más abierta”; pero de lado de las desventajas, comenta Flavia, no han contado con información adecuada por parte de las instancias de Salud, el transporte se ha encarecido, porque con eso de la sana distancia, las camionetas de transporte colectivo deben llevar menos pasajeros, lo que ha implicado que cobren más caro el boleto a los pocos que pueden transportar. “Con la economía tan baja, que ya estaba afectada desde antes, ahora tener que pagar un pasaje más caro, la gente mejor ni se mueven de sus comunidades y rancherías. En el caso de las personas con discapacidad esto se vuelve un tema muy complejo”, se han quedado más aisladas.

Y ante la emergencia por Covid con la atención de las autoridades centradas en ello, “las instancias de salud no se están ocupando de la salud de las personas con discapacidad, es más, no se están ocupando de nada, porque en las comunidades están cerrados los centros de salud. Aquí en Zipolite no tenemos médico”. Los servicios de salud a los que acude la gente de las comunidades rurales son los públicos, a los que se puede acceder sin tener que pagar.
Personas con discapacidad, duramente afectadas por la pandemia
Entonces, señala Flavia Anau, las autoridades del estado de Oaxaca “no están viendo que la gente con discapacidad está siendo duramente afectada. Algunos que venían a Piña Palmera a su proceso de rehabilitación y de vida independiente dejaron de hacerlo porque no pueden tomar el transporte más caro.”
Sin embargo, el equipo de Piña Palmera integrado por terapeutas y voluntarios de distintas disciplinas, ha continuado con su labor en medio de la contingencia y son ellos quienes van a las comunidades como lo hacían antes de la pandemia, sólo que ahora con más restricciones y con todas las precauciones sanitarias.
“Hemos disminuido la actividad, pero no hemos parado”, comenta la coordinadora, eso ha ayudado a las autoridades municipales porque a través de nosotros puedan tener más información sobre la situación de la población con discapacidad para poder orientar a las familias en el tema de higiene, por ejemplo”. Entre las personas que atiende Piña hay niños y jóvenes con discapacidad física, sensorial e intelectual.
Antes de la pandemia, los colaboradores de Piña iban a las comunidades de Santa María Tonameca, Santa María Colotepec o Santo Domingo de Morelos y se reunían en un lugar elegido por las familias de personas con discapacidad, que podía ser una plaza, un parque o un centro deportivo. Pero eso cambió: “En una ocasión queríamos reunirnos en una comunidad y nos dijo el municipio que la Secretaría de Salud no daba permiso que se reunieran más de 10 personas y ya no pudimos hacerlo. Entonces estamos haciendo visitas de casa en casa”, explica Flavia. Comenta también que siempre buscan la colaboración con las autoridades municipales, pero en esta situación de contingencia, los funcionarios también extreman precauciones y varios han enfermado.

Dengue de a montón
A Flavia le preocupa que también se está viendo un rezago en la atención a problemas de salud que no tiene que ver con Covid19, por ejemplo, el dengue: “Tenemos dengue de a montón, normalmente en estas fechas la Secretaría de Salud está informando sobre la limpieza de arroyos y se forman las brigadas comunitarias para ir a limpiar, pero ahora no hay nada de eso”.
Debido a las medidas de sana distancia, la gente no se reúne y no se ha hecho lo que se debe en prevención del dengue. Es cierto que la Secretaría de Salud del estado ha difundido que realiza acciones contra el dengue en la región de la costa, como la distribución de plata coloidal para desinfectar el agua y las verduras, pero el problema, indica Flavia, es que no hay una coordinación efectiva entre instancias estatales y municipales, mucho menos de las cabeceras municipales con las rancherías, por lo que algunas acciones no permean a las comunidades más apartadas. “Tenemos una geografía en Oaxaca muy compleja, además de pueblos peleados entre ellos. Es muy fácil mandar una orden desde el centro, pero se queda varada en una presidencia municipal que quizás no se quiera meter en problemas con otros y ahí quedo”.
“Estamos fuera del foco de las autoridades centrales”, asegura Flavia Anau, “ya empezaron las lluvias fuertes, aumentan más las inundaciones, los moscos, los problemas intestinales son muy comunes en esta época porque todo está muy caliente y al mismo tiempo muy húmedo, tienes que mantener mucha limpieza y no es fácil en el medio rural, porque estás en la tierra”.

¿Dengue o covid?
Así, para población en la zona de la costa y sierra sur de Oaxaca enfermar por coronavirus no es la única preocupación, tal vez ni siquiera la más grave: “Sólo en Piña Palmera tenemos a tres voluntarios con dengue, en las comunidades hay muchos casos y el problema es que se confunden los síntomas con los del Covid, porque con el dengue las fiebres son altísimas y es muy difícil bajarlas, el dolor de cuerpo es fuerte y siempre viene acompañado de diarrea y vómito”. Es decir, los mismos síntomas que se describen para la enfermedad por coronavirus SARS COV 2 que tiene de cabeza al mundo entero.
En el informe epidemiológico más reciente que la Secretaría de Salud federal con relación al dengue, se reporta que en México han muerto 183 personas por esta enfermedad, 5 de ellas en Oaxaca. Incluso se reportan menos casos con relación al año pasado. Pero la confusión entre los síntomas del dengue y de Covid, y la ausencia de personal médico en zonas rurales que detecte los casos de una y otra enfermedad, son factores que podrían estar alterando la estadística.
En cuanto a la detección de casos de Covid19, el problema es que nadie se hace el estudio para verificar si se infectó o no del virus. “La gente dice ‘¡es Covid!’, pero eso dicen. Aquí no llegan a hacer pruebas, tienes que ir al hospital en Pochutla, por ejemplo, o pedir la prueba a través de la presidencia municipal, pero todo se procesa en la capital” (a 230 Km de distancia, 7 horas de camino por la sierra) y el resultado tarda varios días en llegar.
“Los que vivimos en Piña Palmera tenemos una revisión médica permanente, pero ahora no la hemos tenido porque aquí en Zipolite no tenemos doctor (del servicio público de salud)”.
Flavia Anau nos comparte que, a petición de una autoridad municipal, Piña Palmera acudió a ayudar a una familia en la que el papá sí se hizo la prueba de Covid y salió positivo; el problema era que sus dos hijos con discapacidad intelectual corrían el riesgo de contagiarse: “fuimos a verlos, tuvimos que armar toda una estrategia, pero lo hicimos nosotros, Piña y la presidencia municipal”, no intervino personal de Salud. Afortunadamente el señor se recuperó, los hijos no se enfermaron y todos salieron bien de la difícil situación.
Deberían reabrir las escuelas en el medio rural
Sin embargo, todo el problema sanitario y la falta de servicios cercanos para las comunidades rurales es apenas uno de los retos que se enfrentan en la costa de Oaxaca. Le preguntamos a Flavia cómo les va con el tema de la educación y el regreso a clases que está siendo a distancia y por medios electrónicos. La respuesta no es alentadora: “Con el regreso a clases, el tema de las personas con discapacidad está borrado. Ese ni se ha tocado” desde las instancias de gobierno.
“Hemos hecho visitas a casas y ahí encontramos familias desesperadas porque dicen que sus hijos e hijas con discapacidad están teniendo un retroceso enorme, y también tienen la cuestión de la socialización truncada por el miedo de salir y enfermarse, los procesos de vida independiente que ya iban tomando forma, también se han estancado. Nos damos cuenta de que ahora tenemos que tejer esos procesos de otra manera”.

Las familias no cuentan con información clara sobre cómo va a operar la estrategia de la Secretaría de Educación Pública para el reinicio de clases a distancia, a través de los canales de la Tv pública y privada. “Las mamás dicen que ya inscribieron a sus hijos al ciclo escolar pero no saben bien cómo va a estar el proceso, porque ni los maestros lo saben, es una situación complicadísima. Lo que nosotros consideramos y lo hemos comentado con las familias es que en lugares como en los que estamos, zona rural, donde no hay multitudes, las clases presenciales en la escuela deberían empezar, porque aquí no hay el mismo problema que tienen las ciudades. Además, los niños y niñas requieren verse, eso es fundamental”.
Si la Secretaría de Salud tiene claras las diferencias de contexto sobre cómo se desarrolla la epidemia de coronavirus en las distintas regiones del país y se ha implementado un semáforo para ir abriendo los espacios de forma distinta en cada lugar, la Secretaría de Educación debería aplicar diferentes soluciones en las zonas rurales y en las urbanas, propone Flavia Anau.
“La madre de un niño sordo, por ejemplo, me comentaba que no va a poder sentarse con su hijo a ver las clases por la Tv porque a la hora que se transmiten los programas ella tiene que trabajar, ella es madre soltera” y no tiene otra manera de obtener ingresos.
¿Quién va a mediar entre la Tv y los niños con discapacidad?
Por eso, la pregunta es “quién va a hacer la mediación entre la Tv y los niños y niñas con discapacidad que requieren una atención más ajustada. Se necesita de un mediador, se necesitan una serie de ajustes que obviamente por la inexperiencia de todos, no se está viendo desde las capitales”. Son decisiones basadas en contextos urbanos, que son de difícil aplicación en los rurales, señala Flavia.
Sin embargo, la organización civil ha decidido continuar el trabajo que ya hacía antes de la pandemia, en lo que corresponde a la rehabilitación o la enseñanza del Braille o la Lengua de Señas, en los casos que se requiere, para que niños, niñas y jóvenes adquieran habilidades para la escuela y la vida independiente.
Con el problema del encarecimiento del transporte, las autoridades de los municipios de Santo Domingo de Morelos y de Santa María Tonameca, por ejemplo, han apoyado a las familias para que puedan acercarse a los puntos de reunión o que puedan seguir llegando al centro Piña Palmera en Zipolite, y eso ha facilitado el trabajo.
“También hay familias que deciden hacer el esfuerzo de no interrumpir la atención porque han visto los cambios que han tenido sus hijos e hijas.”
Incertidumbre, abandono y más rezago con la pandemia
“En una reunión reciente que tuvimos con las madres vimos que ellas están con mucho miedo, pánico pero de la vida, no solo de Covid, no se sienten seguras de nada”, comparte Flavia.
Las familias de personas con discapacidad en las comunidades rurales de la costa de Oaxaca, también están siendo afectadas por la falta de ingresos. No hay turismo y la vendimia de artesanías y pequeñas producciones de frutas y verduras ha caído drásticamente. “La venta como antes, ya no existe, ¿a dónde puedes ir a vender? y en las comunidades se vende poco”. Algunas mujeres tenían empleo cuidando a los hijos de las maestras cuando ellas salían a trabajar. Pero ahora, las profesoras ya no necesitan ese servicio porque están en casa. Otras mujeres reciben ingresos de lo que mandan sus esposos que migraron y están trabajando en Estados Unidos.
“Ha habido afectación en todo, y el campo no es un tema que salga a relucir”, sostiene Flavia. Tanto en Salud como en Educación, “hay estrategias muy urbanas, pero no hay una visión real de lo que está aconteciendo en estos submundos”, reclama.
Por ejemplo, el uso de cubrebocas es un asunto más urbano, no es la mejor medida en un ambiente tan húmedo, como el de la costa de Oaxaca.
“Hay un abandono real de las zonas rurales, hay una realidad que no se está viendo y esos es muy grave, porque obviamente después va a ser más difícil la recuperación para esta población. Va a haber más rezago, en vez de que sea un momento para empujar estos procesos, vamos para atrás”, lamenta.
Pero también hay esperanzas y la directora de Piña Palmera asume que desde la sociedad civil se debe seguir aportando: “Tenemos la responsabilidad de buscar creativamente algunas respuestas que impulsen un cambio”.
Y vaya que la creatividad ha sido el fuerte de esta organización para continuar con su trabajo, que es único en la región de la costa de Oaxaca, sin financiamiento público, a pesar de que ante la falta de servicios de atención para las personas con discapacidad, son las mismas autoridades locales quienes recomiendan a las familias que acudan a Piña Palmera, que es una referencia en México y en el extranjero de trabajo con la comunidad.
“La gente nos dice: por lo menos los tenemos a ustedes para la interlocución con el gobierno, en este momento de crisis ¿quién nos haría caso?”

Para concluir, Flavia Anau considera que sería urgente que ocurrieran tres cosas para que, en el contexto de pandemia, no se siga profundizando el histórico rezago en las zonas rurales indígenas, un tema presente en el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque en los hechos sea distinto.
“En primer lugar, sería super importante que se establezca una coordinación real entre las instancias de gobierno, pero no que el Dr. López Gatell (subsecretario de Salud y vocero del gobierno federal en el tema de la pandemia) diga algo al Secretario de Salud del estado, no. Tiene que haber reuniones a nivel de los municipios, sentarse a pensar juntos, porque si no, van a salir de nuevo medidas que no son aplicables a nuestro contexto”.
“Se debe actuar desde los programas sociales que estableció el gobierno, pero directamente en las comunidades y de manera efectiva, porque ni para eso hay coordinación entre instancias”.
Flavia señala esto porque la llamada pensión Bienestar para personas con discapacidad, un programa federal que el Presidente inauguró precisamente en Oaxaca, paradójicamente no han llegado a quienes lo necesitan en este mismo estado. “Hay gente con discapacidad que quedó afuera, gente cumplen todos los requisitos, son niños, niñas, jóvenes y adultos indígenas con discapacidad, y están afuera, se quedaron sin las becas”.
La beca o pensión consiste en la entrega de 2,600 pesos bimestrales. Anteriormente el estado de Oaxaca entregaba una beca de mil pesos cada dos meses, la cual se canceló para dar paso al programa Bienestar. La consecuencia fue que mucho que recibían el apoyo estatal se quedaron sin nada, porque todavía no son beneficiarios de la otra pensión.
Y en tercer lugar, para que los gobiernos a todos los niveles puedan conocer y comprender los problemas reales, “sería importante que voltearan a vernos a las organizaciones de la sociedad civil, vaya ¡mínimo por el reconocimiento que tenemos en las comunidades, la cercanía con la gente, el conocimiento que tenemos de décadas! Nuestro trabajo no está atado a un partido político, tenemos años aquí, no de este gobierno ni del pasado, ni del anterior, tenemos más años que los partidos políticos que hemos visto desfilar”.
Flavia Anau tiene razón, es urgente recuperar la experiencia de las organizaciones de la sociedad civil como Piña Palmera, que se levante el castigo al tercer sector, que quedó marginado de la política social del gobierno federal por decisión presidencial, siendo que su trabajo es fundamental para atender los rezagos históricos que han hecho de México un país desigual.
Las brechas de desarrollo van a agravarse por la pandemia si no se toman estas acciones básicas.
Piña Palmera es una asociación con autorización para recibir donativos, su principal fuente de ingresos. También venden productos que elaboran ellos mismos. Conoce más sobre su labor y cómo apoyarla en: https://www.pinapalmera.org/
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