Por: Tania Zurita
Ciudad de México.- Mi nombre es Tania Zurita, tengo 35 años y tengo discapacidad motriz. Contando un poco sobre mi experiencia en estos días de cuarentena les puedo platicar que yo trabajo en una aseguradora la cual desde el momento en que empezaron a surgir mayores casos en la Ciudad de México antes de que se estableciera la fase2, la empresa decidió tomar estas precauciones y poner en fase dos toda la empresa por lo que envió a hacer home office a quienes tuvieran diabetes o que fueran hipertensos o que fueran mujeres embarazadas o en estado de lactancia. Posteriormente mandó a hacer home office a las personas que tuvieran alguna enfermedad progresiva como cáncer. Y ya llevo tres semanas en la cual ya mandaron al 90% de la empresa a sus casas. Realmente lo que está pasando a mi me tiene preocupada porque no sé realmente si se tenga esa capacidad de reacción como dice el gobierno que la tiene, que la verdad yo lo dudo bastante, porque yo sé que los sistemas de salud son deficientes porque no se cuenta con todo el material o los medicamentos necesarios actualmente. Eso sí me tiene bastante angustiada. No he salido de mi casa desde que me mandaron a home office y solamente he salido dos veces porque me había ido a casa de mi mamá, luego me fui a casa de mi papá, posteriormente ya me instalé a trabajar en casa de mi mamá, para ya no salir.
Esta cuestión de estar encerrada es muy desgastante para mi ya estoy llegando a un momento de desesperación porque no puedo hacer nada más que estar caminando en un pasillo minúsculo, o estar asomándome a las ventanas o salirme al pasillo de las escaleras para tomar un poco de aire porque en estos días ha hecho mucho calor también. Yo ya empiezo a desesperarme, a querer salir y moverme porque mis pies se hinchan porque no hago el suficiente ejercicio.
Yo estoy acostumbrada a caminar, uso una andadera, entonces en el trabajo camino un poco más de lo que puedo caminar aquí y me está frustrando un poco. Igualmente, como estoy el mayor tiempo sentada, cuando termina mi jornada laboral me empieza a doler la columna, la espalda. La cuarentena ya empieza a tener repercusiones en mi cuerpo y la verdad eso no me gusta. A pesar de que sé que se tomaron las medidas a tiempo en mi trabajo, no creo que haya sido a nivel nacional. Yo ya empiezo a sentir angustia y desesperación por no hacer mi vida cotidiana.
Creo que yo necesitaría el apoyo de un fisioterapeuta, ojalá existiera un servicio público para contar con terapias a domicilio en esta pandemia.
