- El DIF Nuevo León emitió un comunicado 11 días después de los hechos, donde refiere que el niño de 14 años murió de “muerte natural”; estaba bajo tutela de esa institución desde hace 10 años y tenía TDAH, trastorno de estrés postraumático y discapacidad intelectual.
- La institución atribuye el deceso por “muerte natural” a los “padecimientos previos” de Ángel Manuel.
- Tras la difusión mediática, la Fiscalía General del Estado informó que investigará los hechos; sin embargo, no hay un cuerpo para practicar la autopsia; fue incinerado.
- El periodista independiente Víctor Badillo reveló el caso en SinPelos.mx; basado en testimonios sostiene que se trató de una muerte violenta.
- Mariana Rodriguez, esposa del gobernador, se ha mantenido en silencio a pesar de que ha publicitado su tarea como funcionaria en el DIF estatal.
La madrugada del 9 de febrero, un niño de 14 años bajo la tutela del DIF Nuevo León murió en el albergues “Fabriles” ubicado en la colonia de ese mismo nombre, en la ciudad de Monterey, capital del estado. Sin embargo, fue hasta el domingo 20 de febrero, 11 días después, cuando el DIF estatal tuvo que reconocer públicamente el hecho, presionado por la información que comenzó a circular en redes sociales desde el jueves pasado cuando el periodista independiente Víctor Badillo difundió que había ocurrido la muerte de Ángel Manuel, presuntamente de forma violenta.
El adolescente tenía 10 años institucionalizado en el DIF a donde llegó a los 4 años de edad y en noviembre de 2021 había sido trasladado a Fabriles después de que estuvo involucrado en una reyerta en el albergue Capullos junto con otros tres compañeros, durante una convivencia organizada por la esposa del gobernador, Mariana Rodríguez Cantú.
Aunque en el comunicado del DIF dado a conocer el domingo en la noche se dice que el objetivo era desmentir “todas las versiones falsas que circulan en redes sociales” sobre una muerte violenta en el albergue, sí se reconoce que el menor había muerto 10 días atrás, así como el final que se le dio al cuerpo: una cremación sin autopsia previa. La institución asegura que el adolescente falleció de muerte natural.

En el comunicado oficial se informa que el “menor de 14 años de edad (…) falleció por causas naturales secundario a un padecimiento agudo”, aunque no se precisa cuál fue ese padecimiento. En cambio, se informa con detalle que “tenía diversas condiciones clínicas tales como: trastorno de déficit de atención con hiperactividad, síntomas de estrés post traumático, trastorno depresivo persistente, discapacidad intelectual y crisis epilépticas”. Ninguna de estas condiciones, cabe apuntar, provoca por sí misma a la muerte natural.
Reitera el DIF Nuevo León en su boletín que un amplio equipo multidisciplinario de especialistas acompañó al niño todo momento, tal equipo, señala, estaba a cargo del “tratamiento médico” dada la “condición clínica” del menor. Y enseguida se insiste en que por esa condición “aunada a los medicamentos utilizados, el paciente presentó riesgo de alteración del umbral del dolor”.
Después se presenta el relato de un súbito “deterioro clínico” que habría sido atestiguado por varios paramédicos, hasta que sobrevino un paro cardio respiratorio del cual no pudieron salvarlo. Y sigue el comunicado oficial: dos médicos, uno de la institución y otro externo, certificaron “que la causa de la muerte era de tipo natural, sin presentar ningún signo de violencia”. Por lo tanto, subraya el DIF, “es falso que haya sido golpeado, sedado, agredido y que lo hayan dejado en un campo de futbol por el personal del albergue.”
Con tal relato se busca restar validez a lo denunciado por el periodista Víctor Badillo. Sin embargo, será muy complicado comprobar la validez de una u otra versión de los hechos, pues según se informa en el boletín, cremaron el cuerpo 48 horas después, como lo indicaría la Ley General de Salud, y una vez que fue notificado el Director de Atención Integral al Menor y la Familia (tutor legal de Ángel), así como la Procuraduría de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes.

Hasta la noche del 20 de febrero no se había hecho ninguna mención de la intervención de la Fiscalía General del estado en este caso. No fue sino hasta que hubo atención mediática que se habló de una investigación: “Esta autoridad inició el acopio de datos, diligencias y entrevistas a su alcance para esclarecer las circunstancias por las que perdió la vida dicha persona que contaba con 14 años”, se lee en el comunicado de la Fiscalía difundido en el diario El Norte el lunes 21.
La denuncia en redes sociales
Desde el viernes 18 de febrero, el periodista Víctor Badillo había difundido pormenores del caso a través de SinPelos.mx, un medio que se difunde en redes sociales noticias de Nuevo León con gran popularidad y credibilidad por parte de los ciudadanos. Badillo recopiló testimonios de ciudadanos, testigos presenciales, personal del albergue, quienes le refirieron de forma anónima que la noche de ese martes 8 de febrero Ángel estaba siendo molestado por otros jóvenes del albergue Fabriles (donde llevaba apenas 3 meses), lo que lo habría alterado tanto que gritaba sin parar.

Un paramédico de nombre Ray le habría dado una patada en el estómago para callarlo y otros enfermeros le habrían inyectado tranquilizantes y lo envolverían en una sábana para dejarlo en un pasillo por varias horas. Después habría sido trasladado a un hospital donde fue declarado muerto.
La denuncia de Badillo y la falta de información por parte del DIF estatal hasta antes del mediodía del domingo motivó una manifestación de ciudadanos a las puertas del albergue Fabriles, quienes mostrar su indignación llevando flores y veladoras en memoria de Ángel Manuel; estuvo presente un sacerdote católico, se mostraron pancartas en las que se exigía justicia para el adolescente y un llamado a la conciencia de la sociedad para no dar la espalda al sufrimiento de niños, niñas y adolescentes que viven en albergues.
Mariana conoció a Ángel ; quería corregir mala conducta
Ángel, el adolescente fallecido, es uno de cuatro jóvenes que en noviembre pasado protagonizaron disturbios en el albergue DIF Capullos durante una convivencia organizada por la esposa del gobernador Samuel García. En esa ocasión, Mariana Rodriguez advirtió en un video que habría “consecuencias” para los menores involucrados en la riña, donde salieron a relucir cuchillos, a fin de corregir su conducta; los cuatro fueron trasladados a distintos lugares. A Ángel le tocó ir al albergue Fabriles donde murió. Desde el año pasado, ese albergue recibe población distinta a la habitual, en particular a menores migrantes no acompañados.
Tras los disturbios de noviembre de 2021 en DIF Capullos –que igual que ahora el gobierno mantuvo en silencio hasta que se dieron a conocer en SinPelos.mx—, Mariana sostuvo que los adolescentes no eran maltratados en el albergue, como había dicho el reportero Badillo, sino que tenían todos alguna discapacidad y problemas de conducta. En un video difundido en Instagram, dijo: “Estos niños sí tenían este tema de la conducta, es lamentable lo que sucede. Estos niños no tienen la culpa de tener estos trastornos, los cuatros tienen trastornos psiquiátricos, un niño tiene discapacidad intelectual, daño psicológico por consumo de sustancias, otro niño tiene discapacidad intelectual, TDAH, trastorno de conducta, otro niño tiene TDAH, trastorno de neurodesarrollo, el cuarto, TDAH, daño psicológico por abuso de sustancias y discapacidad intelectual.” Pero insistió en que debía haber “consecuencias” para corregir la conducta.
La consecuencia para Ángel fue haber sido separado de las villas de Capullos y trasladado a un albergue distinto. Ahora está muerto y su cuerpo convertido en cenizas, aunque hay dudas sobre la causa de su muerte.
Mariana, quien usualmente no deja pasar una oportunidad para difundir mensajes en sus redes sociales, esta vez no se ha pronunciado sobre el deceso del adolescente bajo la tutela de la institución que es escenario cotidiano de su actividad como funcionaria pública.
En las últimas horas, la pagina en Facebook de la institución se ha llenado de publicaciones donde se promocionan los servicios que se ofrecen en sus distintas áreas. Inclusive se subió un video donde la Procuraduría de Defensa de las Personas con Discapacidad, que es parte del DIF estatal, recibe un donativo de medicamentos y “una silla de ruedas” por parte de benefactores. Nada se menciona sobre la protección de debía dar a niños, niñas y adolescentes con discapacidad institucionalizados.
Los DIF, lugar de los “nadie”.
Aunque se pretenda no hablar más del asunto, la muerte de este adolescente impone la urgencia de que se revise a fondo cómo opera el DIF Nuevo León y todos los DIF estatales en la atención a personas con discapacidad, ¿bajo qué programa operan, con qué enfoque, persiste las prácticas de abuso y violación de derechos humanos como la imposición de castigos, la sobre medicación o medicación forzada, muertes no reportadas?
En todos los DIF se cuecen habas. Hace un par de semanas se conoció en la Ciudad de México, a partir de un reportaje, que en un albergue administrado por el DIF local había maltrato a los niños institucionalizados; se difundieron imágenes de los menores con sujeción en brazos y piernas y otros aparentemente sobremedicados. Tanto la dirección del DIF como la Comisión de Derechos Humanos se apresuraron a responder a la prensa: “los niños están bien”, y justificaron que en algunos casos se trataba de menores con discapacidad psicosocial que debían estar controlados de ese modo, para lo cual se contaba con la supervisión de psiquiatras y paido psiquiatras. Esto, a pesar de que la CDH sabe que esas medidas son contrarias al derecho internacional de los derechos humanos.
En cualquier estado o municipio en México es práctica común que los gobiernos depositen en el DIF la responsabilidad de atender a niños, niñas y adolescentes con discapacidad, incluso a los adultos mayores con esta condición, pero ninguna autoridad se encarga de verificar si en realidad los DIF cumplen su mandato (y cómo lo hacen) de brindar protección, salvaguarda y procurar su desarrollo y bienestar de estas poblaciones. Así, el sistema DIF o los sistemas DIF acaban siendo esos lugares a donde se confina a los indeseables o incómodos para la sociedad; los “Nadie”, los que da igual si viven o mueren