- 19 niños de entre 7 y 10 años junto con dos maestras fueron asesinados en Robb Elementary School, en Uvalde, Texas, por un joven que entró armado al plantel.
- Es una de las masacres en escuelas en Estados Unidos que ha cobrado más víctimas desde que se desató ese fenómeno de violencia a finales de los 90’s. Los medios estadounidenses recuerdan el antecedente de la masacre en Sandy Hook, una escuela elemental en Connecticut, ocurrida en 2012, que dejó 20 víctimas fatales. Pero hay otro caso más reciente, con significativas implicaciones políticas: Parkland, Florida, 2018.
- Uvalde, Texas es una pequeña ciudad de mayoría hispana, sobre todo familias de origen mexicano – americano. 90% de los estudiantes en Robb Elementary son hispanos de bajos ingresos.
- Intereses políticos electorales han frenado la exigencia ciudadana de que se imponga control sobre la venta y posesión de armas.
- Tras la matanza, el presidente Biden y senadores de su partido se muestran decididos a imponer controles, mientras en Texas, las autoridades proponen dar armas a los maestros.
Mientras la clase política en Estados Unidos se ha empantanado en el debate de si debe o no poner un control sobre la adquisición y posesión de armas por parte de civiles, otra masacre en una escuela primaria enlutó esta tarde a 21 familias en Uvalde, Texas, una pequeña ciudad cerca de la frontera con México, habitada por mayoría hispana, principalmente de origen mexicano – americano.
Diecinueve niños de entre 7 y 10 años, así como dos maestras fueron asesinados y varias más fueron heridas por un joven de 18 años de nombre Salvador Ramos, quien tras el crimen fue abatido por la policía. Según los reportes, el tirador había atentado contra su abuela antes de salir de su casa rumbo a esa escuela primaria. La señora fue llevada a un hospital en estado grave.
¿Cómo es que Salvador Ramos pudo entrar a Robb Elementary School con un rifle R-15 semiautomático, una pistola y disparar contra los niños? No se podrá saber por qué lo hizo, ahora está muerto. Pero este doloroso crimen que ha enlutado a una comunidad de familias de origen hispano, en particular mexicano, ha obligado a los políticos a pronunciarse por la urgencia de regular el mercado de armas.

Un padre que perdió a su hija adolescente en una masacre similar en Parkland, Florida, en 2018, dijo al noticiero de MSNBC: “Estoy harto, le fallaron a nuestros hijos otra vez… Han politizado el control de armas y eso nos llevó a lo que ha ocurrido hoy”,
Por la noche, un conmovido presidente Biden dispuso luto nacional por el resto de la semana y dijo indignado: ¿Cuándo vamos a hacer lo que tenemos que hacer? Por el nombre Dios, ¿Cuándo vamos a enfrentarnos al lobby de las armas? Estoy cansado de todo esto. Tenemos que actuar. No podremos prevenir todas las tragedias, pero las reduciremos”.
El Partido Demócrata tiene, en general, una posición a favor del control de armas, sin embargo, en periodos electorales (cada dos años) se olvidan de su supuesto compromiso con las víctimas por temor a perder votos y postergan el debate sobre el tema.
En cambio, los representantes del Partido Republicano sí han logrado imponerse para que siga habiendo un mercado de armas de alto poder, abierto y sin controles. Eso les da muchos votos, pues además del apoyo que hay en buena parte de la sociedad estadunidense a la posesión de armas como un derecho y un símbolo de “libertad” democrática, la poderosa Asociación Nacional del Rifle y otros grupos del lobby de las armas ejercen control sobre la clase política mediante el financiamiento de campañas electorales.
La falta de regulación y la ambición de poder de los legisladores dejan de lado la protección a la vida de los niños y jóvenes víctimas de masacres en escuelas.
Aún ante la tragedia de hoy, el Procurador de Texas, estado en control de los republicanos y de los cabilderos de la industria de las armas, planteó que la solución es armar a los profesores de las escuelas para que sean ellos quienes detengan a los atacantes. Una muestra de indolencia.
“¿Qué estamos haciendo en el Senado que no hemos podido parar estas masacres?” cuestionó el senador demócrata Chris Murphy. Y señaló que en ningún otro país los niños deben aprender un protocolo por si llega un atacante armando a su escuela. Les rogó a sus colegas legisladores que ya no retrasen más el hallar una solución para la falta de control sobre las armas, las cuales están al alcance de cualquiera que quiera cometer estos crímenes, dijo.
Por el número de víctimas en el más reciente asalto armado en una escuela, los medios estadounidenses recuerdan el antecedente de la masacre en Sandy Hook, una escuela elemental en Connecticut, ocurrida en 2012, donde un joven mató a 20 niños.
Sin embargo, la masacre del 14 de febrero de 2018, en la escuela secundaria Stoneman Douglas en Parkland, Florida, con un saldo fatal de 17 jóvenes asesinados, está más cercana en el tiempo y en la geografía a lo ocurrido este martes.
En Parkland, los jóvenes sobrevivientes decidieron volcar su dolor e indignación en activismo y luchar por el control de armas en Estados Unidos. Hubo una gran movilización que bautizaron como “Marcha por nuestras vidas”.
La joven Emma González se reveló como una importante líder de ese movimiento porque tras la masacre se convirtió en la portavoz de las víctimas y sobrevivientes al expresar con voz fuerte y clara su reclamo frente a toda la clase política señalando sin tapujos el problema detrás de las matanzas en escuelas: la falta de regulación sobre la venta y posesión de armas.
Frente al trillado mensaje de gobernadores y congresistas que después de cada evento de violencia armada suelen decir “nuestros pensamientos y oraciones están con las víctimas”, Emma Gonzalez exigió: “¡No más oraciones, no más pensamientos, es tiempo de que actúen!”. Y esa consigna fue adoptada ampliamente.

Ahora, tras lo ocurrido en Texas y al expresar su dolor e indignación porque no se pudo evitar una matanza más, Gonzalez reclamó a los senadores de Florida Marcos Rubio y Rick Scott, dos de los congresistas que más financiamiento han recibido del lobby de las armas: “Ustedes tienen el poder de hacer algo ahora mismo, ¿por qué no admiten simplemente que están bien con esto?”.
Las masacre, como la ocurrida hace 8 días en Buffalo, Nueva York, donde un joven blanco racista abrió fuego contra clientes de un supermercado en una comunidad de afroamericanos, son perpetradas con rifles de asalto que usan el ejército y fuerzas de seguridad, pero que están al alcance de cualquier persona dispuesta a usarlas contra población civil.
Por ello es evidente la urgencia de poner límites al comercio y disponibilidad de este tipo de armas. Los congresistas y el presidente Biden conocen bien la situación y ante el dolor de una tragedia que parece no tener fin, quizás se decidan a actuar, esta vez sin mezquindad.
Diecinueve niños y niñas, con dos de sus maestras, no debieron morir asesinados dentro de su escuela, un espacio de debiera ser seguro para todos.