Los adultos mayores y personas con discapacidad que estaban al mediodía del martes 6 de diciembre en el módulo que instaló la Secretaría de Bienestar en Ciudad Universitaria ya llevaban 2 o 3 horas de espera, un rato bajo el rayo del sol y otro rato dentro de la carpa, cuando llegaron la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, y la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, para encabezar un “acto protocolario” de entrega de tarjetas del banco del Bienestar a los beneficiarios de los programas sociales.

Las funcionarias fueron recibidas con frialdad, sobre todo con reclamos. Mientras algunos aplaudían, una señora se animó a llamar la atención de Sheinbaum para decirle que llevaba horas esperando que le entregaran la tarjeta a su papá, que ya había entregado sus documentos en ocasiones anteriores y que además los encargados del operativo habían detenido el servicio en espera de que ella llegara. Cuando ya se animaba otra señora a sumar sus reclamos, la secretaria Montiel pidió a los servidores públicos que las atendieran de inmediato.
En cuanto llegó al templete, la Jefa de Gobierno tomó el micrófono y se apresuró a aclarar que ella no pidió que se detuviera la atención mientras la esperaban en el módulo, que eso no debía ocurrir y pidió a los empleados continuar con la entrega de tarjetas mientras transcurría la ceremonia.
En avanzada, los camarógrafos ya habían instalado horas antes toda la parafernalia para el evento, tomaban fotos y video de las personas mostrando sus documentos, caminando con dificultad, los que podían, y haciendo tomas cerradas a las sillas de ruedas.
La atención iba lenta de por sí, los servidores de la nación no se habían dado abasto para atender a tanta gente citada el mismo día o que habían regresado porque el día anterior no alcanzaron a ser recibidos después de horas de espera.
Los trabajadores de chaleco verde y guinda comenzaban a organizarse un poco mejor porque ya iban a llegar las visitas, lo cual no era fácil, pues tenían en un mismo espacio a quienes sólo iban a recoger su tarjeta con los que la estaban solicitando por primera vez, también formaron en una misma fila a los del programa de apoyos a personas con discapacidad y los adultos mayores, varios de ellos también con alguna limitación física.
De acuerdo con los datos de la secretaria Ariadna Montiel, en la alcaldía Álvaro Obregón hay 95 mil adultos mayores y 6 mil 230 personas con discapacidad. .Una parte de esa población ya tiene la tarjeta del Banco del Bienestar, pero estiman que del 5 de diciembre al 15 de abril estarán citando a 69 mil personas en ese y otros módulos de la alcaldía para que todos los que reciben el apoyo económico lo hagan a través del “banco del gobierno” y no de la banca privada.
Actualmente, todas las personas mayores de 65 años, incluso quienes están pensionados por parte de las instituciones de seguridad pública, pueden ser beneficiarias de la pensión Bienestar. Quienes hasta ahora recibían el monto de 3 mil 850 pesos bimestrales por medio de su cuenta en la banca privada ya no les llegará ahí, sino al Banco del Bienestar y podrán retirarlo por medio de la tarjeta que se estará entregando en estos meses. De hecho, el monto de la pensión Bienestar para adultos mayores a partir de 2023 será de 4,800 pesos.
“Esto es un derecho constitucional, lo que significa es que esta pensión es un derecho y nadie puede quitárselas. Para nosotros es un gusto trabajar para ustedes”, dijo Ariadna Montiel antes de hacer la entrega simbólica de las tarjetas a tres beneficiarios, uno de ellos con temblor en las manos característico de Parkinson.

Montiel también habló sobre el monto de los recursos públicos que se destinará a estos programas en el 2023 en todo el país: “son 339 mil millones de pesos, una cifra por demás histórica destinada a ustedes”. Informó también que cada año aumenta la pensión 25%, de modo que “recibirán 6 mil pesos al final del gobierno del presente Andrés Manuel López Obrador” en 2024.
Sobre el operativo de entrega de tarjetas del Banco del Bienestar , la secretaria Montiel explicó: “El presidente ha planteado la necesidad de tener un banco de las y los mexicanos, un banco del gobierno, que tendrá como principal función la dispersión y la entrega de los programas de Bienestar.
Es por eso que desde ahora y hasta abril se va a realzar esta actividad de cambio de tarjeta. Ustedes ya reciben su pensión a través de otro banco privado, ahora la van a recibir en esta tarjeta.” La ventaja, detalló, es que ahora los beneficiarios no pagarán comisiones y podrán usar el plástico en cualquier punto de venta y disponer de efectivo en las sucursales del “banco de gobierno”.
Sin embargo, aclaró, la tarjeta que están entregando no tendrá fondos de manera inmediata, sino hasta el siguiente bimestre, es decir, las que se entreguen ahora en diciembre tendrán saldo en enero, puesto que los recursos del bimestre actual ya se dispersaron en noviembre.
Hay que advertir también que quien ya recibía la pensión de manera regular, no tendrá problema, pero quienes están esperando con urgencia la tarjeta por primera vez, deberán esperar un rato más para contar con el dinero.
En su turno, Claudia Sheinbaum recordó el dato histórico de que en la capital se están cumpliendo 21 años desde que López Obrador creó el programa de apoyo económico a los adultos mayores, cuando fue jefe de Gobierno. Antes se entregaba a partir de 69 años, ahora es desde los 65 años. Sheinbaum volvió a explicar lo del cambio de tarjetas que ya había expuesto antes la secretaria de Bienestar, reiterando también que todo era por disposición del Presidente: “Como dijeron mis compañeras del gobierno federal, lo importante es que sepan que está pensión que ustedes tienen ya es parte de la Constitución de la República, ya nunca nadie se la poder quitar a ningún adulto mayor ni en la ciudad ni en el país.”
Refirió que en la Ciudad de México hay un millón 200 mil adultos mayores y en todo el país son 8 millones de personas.

La Jefa de Gobierno reconoció que es necesario mejorar la atención a la gente en los módulos: “Nos vamos a poner de acuerdo con las compañeras del gobierno federal para darles la atención que se merecen.”
En cuanto a la pensión para personas con discapacidad, la delegada de los programas sociales de Bienestar en la CDMX, Estéfani Correa García, destacó que los gobiernos federal y local juntaron esfuerzos para hacer que ésta sea universal en la capital del país, así lo dijo: “Toda persona que vive con alguna discapacidad permanente, que tenga de 0 a 65 años de edad puede tener esta pensión.”
Insistió también en que es un derecho constitucional y es un programa posible “gracias al combate del presidente Andrés Manuel López Obrador a la corrupción y gracias a la austeridad, para que el recurso del pueblo llegue al pueblo.” Sin embargo, en el lugar abundaban los testimonios de lo complicado que es acceder al supuesto derecho.
Entre el público, una de las señoras que tenía casi tres horas esperando ser atendida, comentó: “lo que vino a decir Sheinbaum ya lo ha dicho el Presidente, ya lo sabemos, es claro que ella está en campaña, pero no debería estar en esto, hay muchas necesidades en la Ciudad.”
Aunque se habían instalado unos baños portátiles, estos no son accesibles y después de unas horas ya estaban saturados de suciedad. Al estacionamiento a espaldas del estadio de CU se puede llegar en auto propio o en taxi, la estación del metrobús queda lejos y no hay ruta de transporte público que pase por ahí. Algunos comentaban cuánto habían gastado en el taxi y ya no tenían para comprar de comer. Junto a ellos también estaban las señoras que llegaron en auto y hasta con chofer.

Excepto algún carrito de tacos o chicharrones, no hay nada cerca para comer y hasta después de varias horas los de chaleco comenzaron a repartir botellas de agua. Familiares buscaban cómo hacer que sus abuelos o padres estuvieran menos incómodos tras las horas de espera. “Insisten tanto en que es un derecho (contar con esta pensión), pero parece que estar aquí por horas es el pago que tenemos que dar para tenerlo”, comentó una señora. ¿Sería posible hacer esto de otro modo? Se lo quisimos preguntar a la secretaria Montiel pero no hubo oportunidad.
La gente que acude con urgencia a solicitar la pensión de los programas sociales tienen necesidades que cubrir y no tienen acceso a otros servicios. “Señorita, traigo mis papeles, ayer cumplí los 65 años de edad”, dijo una de las personas en la fila. Sin embargo, el camino es largo y tortuoso.
Más temprano, un empleado de Bienestar trataba de resolver los múltiples cuestionamientos de quienes llegaban al módulo en Ciudad Universitaria: las preguntas de quien lleva meses esperando, que desde principios de año entregó sus documentos y no le han llamado, al otro que le pidieron que lleve todo de nuevo, el que ya recibía el dinero y dejó de llegarle a su tarjeta, y las personas con discapacidad que preguntaban si recibirían el monto de modo retroactivo, pues desde abril fueron admitidos en el programa.
Pero el funcionario los dejó poco esperanzados. Les dijo que las solicitudes de nuevos beneficiarios se van procesando conforme llegan, que si no les ha llegado su tarjeta es porque el recurso económico no se dispersa tan rápido, que es mucha la demanda y que en cuanto reciban su tarjeta del banco Bienestar se les depositará el monto del bimestre siguiente, no de los meses anteriores desde que hicieron su solicitud. Es decir, no se entrega de forma retroactiva.
Otra mujer que alegaba que a su hermana y a una vecina ya les había llegado la pensión y a ella no, aunque la solicitaron al mismo tiempo, le respondieron: “es que esto no va por orden alfabético, ni por domicilio, es conforme se van recibiendo las solicitudes y se van procesando.” ¿Será por esa falta de un sistema para ordenar las solicitudes que las personas tienen que esperar tanto, incluso las que ya fueron citadas para que les entreguen la tarjeta del banco del gobierno?
En ese módulo de atención, pero también en páginas de Facebook donde la gente pregunta cómo hacerle para contar con la pensión de Bienestar para personas con discapacidad, se puede notar que no es tan fácil como lo anuncian en los discursos, aun cuando insisten en que es un derecho constitucional “que nadie les puede quitar”.
Precisamente una señora joven con su hija adolescente con Síndrome de Down se acercó a la secretaria Ariadna Montiel y a Claudia Sheinbaum con la esperanza de lograr que le resuelvan favorablemente su solicitud: “Yo le traigo la hoja a ver si ahora sí le pueden dar la atención, llevo tres años pidiendo la pensión, es para mi hija, ahora me están diciendo que la CURP (registro de población) está mal”. Montiel instruyó a uno de los servidores públicos que le dieran la atención a la señor, quien aprovechó la oportunidad para tomarse una foto con las funcionarias poniendo a su hija al frente. Con suerte, esa foto le puede servir después para agilizar el trámite en el que lleva insistiendo todo lo que va del sexenio.
